Con la zafra prácticamente finalizada, en algunos lotes cañeros la tarea de fertilización ya está a pleno ritmo. La aplicación de los fertilizantes permite alcanzar rendimientos rentables, por lo que al realizar esta práctica conviene prestar una gran atención, dado que su alto costo exige una ejecución oportuna y efectiva, para asegurar su máximo aprovechamiento.
El momento oportuno para esta labor se encuentra relacionado con el ritmo de absorción del nutriente que tiene el cultivo, siendo máximo en los primeros meses desde la brotación hasta pleno macollaje. En ese momento la planta de caña de azúcar absorbe más nutriente del que utiliza, pero tiene la capacidad de almacenarlo para reutilizarlo junto al N aportado por el suelo, durante el período de gran crecimiento (diciembre-marzo). Las investigaciones realizadas por la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) a lo largo de los años indican que la fertilización nitrogenada de las cañas socas en secano registra la mayor efectividad cuando se hace de octubre a mediados de noviembre, pudiéndose adelantar a mediados de septiembre si se dispone de riego, y no más allá de iniciado diciembre en cosechas tardías. Por tanto, la época de fertilización (aun cuando el suelo esté seco) es uno de los principales factores que modifican su beneficio, ya que el gasto es el mismo para diferentes fechas de aplicación, pero no resulta similar el retorno de la inversión, expresado en mayor producción de caña y de azúcar.
Como consecuencia de la cosecha tardía, la fertilización tradicional (con fuentes sólidas) se demora; y en Tucumán está comprobado que retrasar la fertilización con N (a mediados y final de diciembre) genera menores beneficios en la producción de caña y un atraso en la maduración del cañaveral.
En el mercado de fertilizantes nitrogenados, podemos encontrar diferentes fuentes. Sin embargo, las de mayor uso son las sintéticas, como Urea, principalmente, y nitrato de amonio calcáreo.